El Parlamento vasco elimina el obligatorio informe médico o psiquiátrico para certificar la condición sexual.
Una salva de aplausos ha llenado el hemiciclo de Vitoria. El reconocimiento de la transexualidad ya no va a requerir de un preceptivo “informe de personal médico o psicólogo colegiado” en Euskadi, y las asociaciones de transexuales lo han vivido como una victoria desde las tribunas de invitados. El Parlamento vasco ha aprobado este jueves una modificación del artículo tercero de la Ley 14/2012, que en su momento facilitó el “reconocimiento de los derechos de las personas transexuales”, pero que exigía como requisito para ese reconocimiento un informe médico. A partir de hoy, la consideración de persona transexual se regirá por el derecho “a la libre autodeterminación de la identidad sexual”.
El Parlamento vasco ha proclamado que “la noción de transexualidad hace referencia a la situación por la que el sexo que se le supuso al nacer a una persona, en atención a sus genitales, no coincide con el sexo que esa persona siente y sabe que es” y que frente al informe médico se trata de una condición que solo puede conocerse a través de la escucha de lo que la persona libremente expresa. “Al igual que la identidad sexual, no se puede diagnosticar” establece el acuerdo, tras precisar que la transexualidad no es una enfermedad, ni un trastorno ni una anomalía, sino que forma parte de la diversidad humana. La nueva ley precisa que “este derecho a determinar libremente la transexualidad no podrá ser limitado, restringido, dificultado o excluido debiendo interponerse y aplicarse las normas siempre a favor del libre y pleno ejercicio del mismo”.
Es un paso más después de que en 2012 se aprobara la ley y en 2015 el Gobierno vasco ofreciera a los afectados un DNI transitorio, aunque más para la administración sanitaria vasca, que a efectos de identificarles ante organismos oficiales de la administración central. Ahora se alcanza el libre reconocimiento de la sexualidad. Es decir, las personas transexuales “podrán acogerse a lo establecido por la presente ley sin necesidad de un diagnóstico o informe psiquiátrico, psicológico ni tratamiento médico”.
El Parlamento vasco ha proclamado que “la noción de transexualidad hace referencia a la situación por la que el sexo que se le supuso al nacer a una persona, en atención a sus genitales, no coincide con el sexo que esa persona siente y sabe que es” y que frente al informe médico se trata de una condición que solo puede conocerse a través de la escucha de lo que la persona libremente expresa. “Al igual que la identidad sexual, no se puede diagnosticar” establece el acuerdo, tras precisar que la transexualidad no es una enfermedad, ni un trastorno ni una anomalía, sino que forma parte de la diversidad humana. La nueva ley precisa que “este derecho a determinar libremente la transexualidad no podrá ser limitado, restringido, dificultado o excluido debiendo interponerse y aplicarse las normas siempre a favor del libre y pleno ejercicio del mismo”.
La emoción se ha desbordado cuando el tablero luminoso ha marcado los 64 síes a la reforma y ocho abstenciones del PP. Elaxar, el padre de Ekai Lersundi, el adolescente transexual de Ondarroa (Bizkaia) de 16 años que se suicidó en febrero del pasado año mientras esperaba que le proporcionaran el tratamiento hormonal se ha abrazado a otras madres y padres que han acudido a Vitoria en representación de las 120 familias que forman parte de la Asociación de Menores Transexuales, Naizen. “Es un paso más un granito de arena para hacer la playa que quería Ekai”, ha dicho un Elaxar muy satisfecho. La reforma ha sido tramitada por el procedimiento de lectura única.
“LLEGA TARDE PARA EKAI, PERO AYUDARÁ A MUCHOS OTROS”
El primer recuerdo ha sido para su hijo. Ekai se quitó la vida en febrero del pasado año durante el proceso de tránsito hacia su sexualidad sentida. Esta mañana cuando la reforma de la ley se ha aprobado en el Parlamento vasco Elaxar Lersundi, su padre, ha cerrado los ojos y le ha mandado un beso secreto. El último que no le pudo dar para despedirse de él.
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