Una agencia del Gobierno de EEUU ha enviado varios comunicados a las autoridades españolas al detectar estas imágenes en sitios como Youtube.
No encaja en la definición de "sexting". Tampoco en la de "grooming". De hecho, no se ha acuñado, por ahora, un anglicismo que lo defina en España. Porque es una moda completamente nueva, reciente y muy preocupante: menores de muy corta edad que se graban a sí mismos practicando sexo (solos o en pareja) y que cuelgan los vídeos en Internet para su público virtual. La Fiscalía alerta de que ya se han empezado a producir los primeros casos en Málaga.
 
El primero se produjo hace aproximadamente nueve meses. Una agencia del Gobierno de Estados Unidos, la ‘National Center for Missing and Exploted Children’, especializada en rastrear Internet y las redes sociales para buscar a menores desaparecidos o que estén siendo víctimas de cualquier tipo de delito, descubrió un vídeo de contenido sexual protagonizado por un niño de corta edad que había sido publicado en la plataforma Youtube.
 
Del hallazgo se informó a la oficina de investigaciones de Seguridad Nacional de los EE. UU. –’HomeLand Security Investigations’ (HSI)–, que alertó a su vez al grupo de Delitos Telemáticos de la Unidad Central Operativa (UCO) de la Guardia Civil, gracias a la colaboración internacional existente entre unidades policiales. A partir de ahí, los agentes españoles se pusieron a trabajar en el vídeo: por quién, dónde y cómo se había grabado. Y bajo qué circunstancias.
 
Los investigadores comprobaron que las imágenes habían sido difundidas por el propio niño sin que hubiese intervenido un adulto (‘grooming’) ni tampoco que estuviera dirigido a otro menor y hubiera escapado a su control (‘sexting’). El caso era bien distinto. Por los comentarios que hacía el crío en el vídeo («mirad cómo me masturbo»), se deduce que lo grabó él mismo y no para alguien en concreto, sino para el público virtual en general.
 
Control de los padres
 
Al rastrear la IP (la matrícula de la conexión a Internet) del usuario, los agentes de la UCO descubrieron que las imágenes habían sido grabadas en un domicilio de la provincia de Málaga. El siguiente paso fue localizar a la madre, que mostró su sorpresa y alegó que ella creía tener controlada la actividad de su hijo en Internet. El menor tenía entonces ocho años.
 
El último caso es de hace apenas un mes y llegó por la misma vía. La agencia estadounidense que se dedica al rastreo de la web se topó con otro archivo de vídeo, también subido a Youtube, donde se observaba a un menor mostrando sus genitales a la cámara. Al igual que en el caso anterior, el crío hacía comentarios que evidenciaban que estaba grabándose para exhibir esas imágenes a los internautas, a los que animaba a darle a «me gusta» para así publicar nuevos vídeos.
 
El itinerario del caso fue el mismo. De la ‘National Center for Missing and Exploted Children’ al departamento de la HSI de Seguridad Nacional y, de ahí, a la UCO de la Guardia Civil. La IP del ordenador condujo, de nuevo, a Málaga. El menor que aparecía en las imágenes tenía nueve años y, como en el caso precedente, sus padres eran completamente ajenos a lo sucedido.
 
Lo cierto es que han dejado de ser casos aislados, porque la policía también está empezando a recibir alertas que proceden directamente de las compañías que gestionan las redes sociales –ni siquiera llegan a ser denuncias de los padres, porque suelen ser los últimos en enterarse– y que han detectado vídeos sexuales de menores. Al parecer, ha habido varios casos de menores identificadas en Málaga que se grabaron a sí mismas y emitieron las imágenes a través de Periscope, la aplicación para publicar vídeos en directo a través de la red social Twitter.
 
Al no hallarse indicios de responsabilidad penal en terceros, la actuación policial se limita a un oficio al que se adjunta un atestado con todas las pesquisas realizadas y que se remite a la Sección de Protección de la Fiscalía de Menores –se ocupa de los casos en los que son víctimas de hechos delictivos o también cuando son autores pero no tienen la edad penal– para hacerles un seguimiento. Desde el Ministerio Público han mostrado su preocupación por esta nueva moda entre menores de grabarse para subirlo a Internet, pero sobre por su precocidad, ya que en todos los casos detectados los niños tienen menos de 10 años. Por ello, hicieron nuevamente un llamamiento a los padres para que vigilen y controlen aún más la actividad de sus hijos en la web.
 
‘Sexting’ y ‘grooming’: las otras amenazas para los menores en la web
 
Las nuevas tecnologías han revolucionado la forma de comunicarse de la sociedad y, sobre todo, de los más jóvenes de las casas. Forman parte de la vida cotidiana de los menores de edad, que usan la web y las aplicaciones de telefonía móvil para relacionarse. Pero estas plataformas también conllevan peligros, como pueden ser el ‘sexting’ y el ‘grooming’.
 
El primero de estos términos es un anglicismo que se usa para referirse al hecho de fotografiarse en actitud provocativa para enviar las imágenes a alguien de confianza. Se trata de una fenómeno que, desde hace varios años, se ha ido extendiendo entre los jóvenes gracias a las redes sociales y a las aplicaciones de mensajería instantánea, algunas de ellas con una duración determinada de la imagen.
 
Pese a que es una práctica que se ha extendido entre los menores, registrándose casos de jóvenes de incluso 10 años, este fenómeno puede causar graves daños psicológicos, ya que en muchas ocasiones no se conoce el destino final de esas imágenes. El problema viene cuando el que las recibe decide difundirlas entre amigos o colgarlas en internet.
 
Se trata de una acción que tiene repercusiones legales. Hace solo unos días, la Guardia Civil informaba de la detención en Málaga de cinco menores acusados de difundir imágenes de tipo sexual de compañeras de instituto. Uno de ellos era el amigo del exnovio de una de las víctimas, teniendo, al parecer, así acceso a las imágenes. Una de las jóvenes presentaba un estado de nerviosismo y angustia derivado de esta situación.
 
En cuanto al ‘grooming’, se trata de una práctica en la que un adulto acosa a un menor con el objetivo de obtener imágenes íntimas o de tipo sexual de la víctima. Para ello, normalmente, suele usar una identidad falsa para ganarse la confianza de los jóvenes y se mueven principalmente a través de las redes sociales con este objetivo.
 
Para evitar estas situaciones, desde la Policía Nacional ofrecen una serie de consejos, como son el hecho de no compartir imágenes ni vídeos comprometidos y desconfiar de desconocidos.
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