El buen trato para el bien más preciado. Tienen voz pero no pueden alzarla con facilidad. Los niños y adolescentes que sufren malos tratos o abusos sexuales no son capaces, en la gran mayoría de los casos, de identificar lo que les está sucediendo, ya sea en el ámbito familiar porque han crecido conviviendo con estas conductas, o en otros escenarios en los que desarrollan su vida. Ante una problemática que afecta a un colectivo tan vulnerable, se hace imprescindible la prevención, dotándoles de información suficiente para que sepan distinguir actos irrespetuosos.

Con este fin trabaja la Asociación Murciana de Apoyo a la Infancia Maltratada (Amaim), promoviendo actuaciones para velar por la eliminación de la violencia contra la infancia y adolescencia y favorecer al conocimiento y la defensa de sus derechos. Su labor persigue el fomento del buen trato de estos niños, «porque son el bien más preciado de nuestra sociedad», tal y como describe la presidenta de Amaim, Juana López Calero.

Según el ‘Registro de casos de maltrato infantil en la Región de Murcia’, de 2003 a 2018 se recibieron 11.670 notificaciones. «La sociedad no es consciente del número de casos que hay ni cómo afecta a la vida de estas personas, porque cuanto más tiempo estás expuesto a él, más te perjudica: te anula la personalidad, te hace ser vulnerable, con la autoestima baja y con sentimiento de culpa. Pensar que la persona que te quiere o con la que convives te está maltratando cuando se supone que es la que te tiene que proteger, genera un trauma muy grande», matiza.
«Para los menores que sufren maltrato es difícil sacar su voz. Se necesita más prevención, porque es un fenómeno de más relevancia de lo que parece»
La función de Amaim es la de un intermediario que busca ofrecer solución a estos casos. Por un lado comunican al sistema de protección de menores los casos que le llegan a su teléfono –968 20 11 87–, conservando el anonimato de la persona; por otro, realizan campañas de sensibilización y formación de profesionales que trabajan con menores para que sepan detectarlo, como pueden ser sanitarios, profesores, fuerzas de seguridad o incluso en ONG que trabajan con niños, para que tengan presentes los indicadores que advierten de que algo está pasando. La formación también llega a niños y adolescentes, para que ellos mismos puedan identificar estas situaciones en las que están sufriendo maltrato, con charlas en colegios y organizaciones juveniles. «Nos sentimos satisfechos cuando los profesionales nos dicen que les hemos ayudado a detectar que algo estaba sucediendo», añade la presidenta.
 
Desde el año pasado cuentan además con un servicio concertado con la Administración, ‘Vínculo’, que ofrece formación específica a familias cuya situación ya permite que los niños vuelvan a casa para restablecer el vínculo de la mejor manera posible y dotarles de habilidades para saber manejar las situaciones que se van a producir. Desde hace diez años también cuentan con un programa para prevenir relaciones tóxicas y violentas en adolescentes.
 
Distinguir caricias
 
Se estima que uno de cada cinco menores sufre abusos sexuales. «Al principio te crees que estas cosas no pasan», señala Isabel Guerrero, educadora social y sexóloga en Amaim. Para ella, lo principal es dar pautas para que puedan saber qué es abuso: «Si ellos no saben que hay caricias que te hacen sentir bien y otras que te hacen sentir mal, no van a diferenciar el malestar del bienestar», indica. A esto añade los secretos, una de las estrategias que se usan con los menores. «Lo que se trabaja con niños y familias es que hay secretos que son buenos, que son felices y de sorpresas, y otros que son malos o envenenados y no te hacen sentir bien y no hay que guardarlos, sino decirlos», informa.
 
Destaca que la mayor parte de los casos de abuso se dan por personas cercanas a los niños, que tienen lazos afectivos, de ahí la necesidad de estar alerta. «Ellos tienen su manera de decir las cosas y si no conocemos que hay una realidad que puede existir por muy desagradable que sea, estarás viendo cosas en tu hija o hijo sin que se te pase por la cabeza que hay una situación de maltrato o abuso», añade.
 
En cuanto al afecto de los niños, sugiere no obligarles a dar besos si no quieren, evitando que desconecten con su deseo. «Si les estamos forzando a hacer cosas que no quieren, cuando tengan un contacto desagradable no van a saber distinguir el sí del no», afirma.
 
Colaboración económica
 
Desde Amaim reclaman la necesidad de que se cuenten como notificadores en casos de abusos y que tengan constancia de qué sucede con los niños que intermedian. «Necesitamos colaboración de posicionamiento social, pero también colaboración económica para poder desempeñar nuestra labor», señalan, ya que para cubrir gastos, además de subvenciones, necesitan la aportación de sus socios, que con pequeñas contribuciones les permiten seguir concienciando a la sociedad sobre este tema.
 
Juana López resalta la importancia de que la sociedad se posicione ante el maltrato y la violencia contra la infancia debido a su vulnerabilidad. «Para los niños que sufren maltrato es dificilísimo sacar su voz. Se necesitan más campañas de prevención, porque es un fenómeno de más relevancia de lo que parece y con esta crisis que estamos viviendo, puede ser todavía más».
 
 
Para más información:
  • Asociación Murciana de apoyo a la infancia maltratada (AMAIM) 
  • C/San Martín de Porres, 4, 3º A
  • 30004 Murcia (España)
  • Tlno: (+34) 968 20 11 87 
  • Web: http://amaim.org/ 
  • E-mail: contacto@amaim.org
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