FUENTES DOCUMENTALES BIENESTAR Y PROTECCIÓN INFANTIL

Necesidades y bienestar infantil

NECESIDADES y Bienestar Infantil

DEL MALTRATO AL BUEN TRATO: NECESIDAD DE UN NUEVO DISCURSO SOBRE LAS NECESIDADES DE LA INFANCIA

“No basta con que no me pegues y no hagas daño, tienes que aprender a tocarme, acariciarme, abrazarme, cantarme, mecerme… no es suficiente el que no me golpees, tu cuerpo tiene que ser cuenco, hogar y abrazo para mí”. No basta con que no abuses sexualmente de mí, tienes que contestar a mis preguntas, darme educación sexual, aceptar mi sexualidad infantil y enseñarme a amar”

(Félix López, 2008)

Para trabajar con la infancia conviene manejar a la vez dos enfoques complementarios: el modelo de deficiencia y el modelo de bienestar.

El modelo de deficiencia es el predominante, focaliza la conducta del maltratador y los daños o carencias sufridos por los menores. Desde este modelo, se entiende por maltrato toda violencia, perjuicio o abuso físico o mental, descuido o trato negligente, malos tratos o explotación, mientras que el menor se encuentre bajo la custodia de los padres, de un tutor o de cualquier otra persona o institución que lo tenga a su cargo. Este modelo es útil, porque señala el maltratador y el daño producido, facilitando la toma de decisiones legales, sobre si los responsables de los menores pueden mantener la tutela o no del menor. Ha sido el modelo predominante y aquel por el que se guían los servicios jurídicos y los de protección de menores.

Es necesario, por tanto, un segundo modelo que parta del concepto de bienestar, como derecho del menor, que defina el maltrato como “acción, omisión o trato negligente, no accidental, que prive al niño de sus derechos y su bienestar, que amenacen y/o interfieran su ordenado desarrollo físico, psíquico y/o social, cuyos autores puedan ser personas, instituciones o la propia sociedad” (como hace el Observatorio Nacional de la Infancia); pero que defina y operacionalice lo que se entiende por bienestar y qué cuidados requiere el conseguirlo.

Se trata, en definitiva, de que manteniendo el enfoque penal tradicional del maltrato nos preguntemos qué podemos hacer para “bien tratar” a todos los niños y niñas, satisfaciendo sus necesidades fisiológicas, mentales, afectivas y de participación en la vida familiar, escolar y social.

(Félix López, 2014)

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