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COMUNICACIÓN: ¿Cómo hablar con niños/as y adolescentes en situaciones traumáticas?

Cómo hablar con los/as niños/as y adolescentes en momentos difíciles

Preguntas habituales de los adultos:

"¿Cómo le explicamos lo que ha sucedido? ¿Puede llegar a entender qué es la muerte? ¿Es mejor contar o no contar? ¿Qué hacer si nos pregunta? ¿Es diferente la vivencia de la muerte si el niño tiene 5 años o si tiene 10? ¿Puede un niño estar en duelo? ¿Cómo lo puedo ayudar? ¿Necesita una ayuda especial? ¿Es bueno que nos vea tristes? ¿Tenemos que evitarle lo sucedido? ¿Qué pueden hacer los profesores cuando un niño se encuentra en duelo?"

Cómo hablar con los/as niños/as y adolescentes en momentos difíciles.

Cómo hablar con los niños y niñas sobre muerte, desastres naturales, confictos armados, accidentes, cáncer, etc. en definitiva.

Esta sección nace con el fin de ofrecer ayuda a todas aquellas personas que están en contacto con niños, niñas y adolescentes, y necesitan abordar sucesos tales como: la muerte de un ser querido, el cáncer en algún familiar, desastres naturales, conflictos armados, guerras, etc.

Los niños que resultan directamente afectados por un desastre pueden sufrir traumas psicológicos. Usted puede ayudarlos a recuperarse de manera más rápida e integral reconociendo los sistemas del trauma psicológico y tomando medidas que les alivie el estrés.

Los investigadores han demostrado que cuanto más expuestos a los efectos de un desastre se encuentre un sobreviviente, mayores serán las reacciones posteriores al desastre. La muerte de un familiar, la pérdida del hogar y la destrucción de una comunidad son hechos altramente estresantes. En cada uno de ellos, se entremezclan el dolor y el trauma.

2 principios básicos en la psicología de los niños/as

La bibliografía científica ha podido comprobar la importancia que los adultos dan al hecho de conocer los aspectos básicos referentes a la psicología de los niños, para poder prestarles apoyo de la forma más adecuada. Esta ayuda debe estar presidida por dos principios básicos:

  • En primer lugar, cada niño, como cada persona adulta, es un individuo con características peculiares, por lo que pueden aplicarse principios psicológicos generales pero que deberán adaptarse a las cualidades de cada niño. Es un hecho probado que un mismo acontecimiento estresante puede ser vivido por varias personas de forma muy diferente y requerir ayudas muy distintas.
  • En segundo lugar, cuando un niño, como cualquier persona, sufre una pérdida, es lógico y natural que manifieste dolor y pena. La ayuda de los adultos, no debe centrarse en negar este hecho, sino en evitar que éste tenga consecuencias emocionales negativas a largo plazo previniendo una vivencia traumática del duelo

Recomendaciones para los familiares y profesionales

Recomendaciones para los familiares y profesionales que están en contacto con población infantil y juvenil y necesitan informar y ayudar a los niños/as a enfrentarse a situaciones trágicas que se producen de forma inesperada y que pueden provocar grandes daños o pérdidas irreparables.

¿Qué decir a un niño?

1) Siempre la verdad: nunca mentir. No se le puede decir, por ejemplo, que su padre se ha ido de viaje y tardará mucho en volver. La mentira no protege al niño; pensemos que, probablemente, va a conocer la verdad a través de otras personas, a veces de manera más cruda y más dolorosa. Cuando esto suceda, se sentirá engañado. Si hay alguna mala noticia que dar al niño ¿no es preferible que lo hagan, de manera cuidadosa, las personas a las que el niño quiere y en las que confía?
2) Decirle sólo aquello que puede entender. Debemos tener en cuenta la edad del niño y su nivel de comprensión. En los niños muy pequeños no debemos dar información que no puedan entender. Tan absurdo sería dar explicaciones excesivas a un niño de 3 años como evitarlas a un adolescente.
3) No dar más información de la que el niño pueda asumir. Estamos comunicando al niño algo que le desborda emocionalmente; partimos del hecho de que debemos decírselo, sin embargo tenemos que marcar unos límites. En general, es el propio niño el que los marca, preguntando más o cambiando de tema.
4) Responder siempre a las preguntas que nos haga el niño sobre lo que ha sucedido. En general, sus preguntas nos orientan sobre la información que desea tener, pero, en muchos casos el niño no pregunta nada porque se teme lo peor, como en el caso de la muerte de alguna persona próxima. Cuando esto sucede, hay que ir un poco más allá de sus preguntas y comunicárselo.

¿Cómo decírselo?

Con naturalidad, sin buscar situaciones solemnes o presentar las cosas con una seriedad y dramatismo añadidos

Poco a poco, explorando lo que el niño ya conoce y lo que piensa o teme. Las noticias más graves se pueden fraccionar, de manera que las pueda ir asimilando poco a poco, comunicando en un primer pomento, por ejemplo, el accidente con las personas heridas y luego que han muerto. No conviene dejar pasar mucho tiempo; pensamoes que los niños pueden refugiarse en esperanzas que después, vamos a destruir o bien puede ocurrir que les resulte más duro rumiar solos una incertidumbre que afrontar la mala noticia con el apoyo de los demás.

Con el tono emocional adecuado. El niño puede y debe percibir que los adultos están tristes o que lloran, que lo sienten tanto como él, pero que no han perdido el control. No se puede decir delante del niño algo como “yo también me quiero morir” o “¿qué va a ser de nosotros?”.

Buscando algún aspecto positivo que sirva de consuelo, del tipo “no sufrió nada” si es que estamos hablando, por ejemplo, de una muerte en un accidente o en un atentado.

Ofreciendo siempre el máximo apoyo emocional. El niño debe sentirse apoyado y querido. Debemos expresar este apoyo con el contacto físico: el abrazo, la caricia, el cogerle la mano, pero esto no tiene que ser forzado, sino espontáneo. Para algunos niños y muchos adolescentes esta actitud les puede resultar contraproducente sobre todo con aquellos que nunca han manifestado así su cariño.

¿Quién debe hablar con el niño?

Las personas más próximas, si es posible el padre o la madre. Si es en el ámbito escoalr, el profesor que tenga más trato con el niño. Si no sabe cómo hacerlo, pida consejo a un profesional, pero no delegue; seguro que el niño prefiere estar con usted. Proximidad vale más que profesionalidad.

Abordar la muerte de un ser querido

Esta sección nace con el fin de ofrecer ayuda a todas aquellas personas que están en contacto con niños, niñas y adolescentes, y necesitan abordar la muerte de un ser querido.

Ponerle palabras a este suceso no resulta nada fácil y menos aún si se trata de comunicárselo a los más pequeños. Sin embargo, la muerte es un hecho ineludible de la vida, es decir, todos los seres humanos vamos a tener que enfrentarnos a ella, por ello es importante poder disponer de recursos que nos ayuden a afrontar esta realidad de la mejor forma posible.

Ocultar, temer, callar o dar respuestas y explicaciones erróneas sobre lo que sucede a nuestro alrededor sólo hará que la experiencia de la muerte, además de resultar sumamente dolorosa, pueda convertirse en algo complicado o patológico.

Los niños, niñas y adolescentes acusan la muerte de sus seres queridos, sienten y se cuestionan muchas cosas. Sus preguntas, sus temores, sus inquietudes y su dolor ha de ser escuchados y atendidos. Muchas son las dudas que nos sobrevienen en el momento en que nos planteamos hablar y atender a los niños y adolescentes cuando fallece una persona de su entorno.

Use las siguientes sugerencias como una guía cuando hable a un niño sobre la muerte:

  • Explique lo que pasó en una manera en que ellos puedan entender. Los niños saben cuando usted está ocultando algo, así que sea franco y honesto.
  • Estimule la comunicación. Escuche y acepte sus sentimientos no importa lo difíciles que puedan ser.
  • Conteste sus preguntas en términos breves y simples. Decirles que son demasiado jóvenes para entender sólo evita enfrentarse al problema. Está bien no tener todas las respuestas.
  • Reafírmeles que aún son amados y que se les va a cuidar.
  • Muéstreles afecto, apoyo y constancia. Hágales saber que usted estará dispuesto a ayudarles tanto como sea posible.
  • Comparta sus sentimientos en términos que entiendan y en una manera que no sea abrumadora. Por ejemplo, está bien hacerles saber que también usted siente dolor. Si usted trata de ocultar sus sentimientos, pueden pensar que no deberían compartir los de ellos.

Promover un duelo sano

En la atención al duelo de niños, niñas o adolescentes se trabaja en 8 aspectos:

1. Aceptar la realidad de la pérdida como parte inherente de la vida normalizando, en lo posible, la situación y reduciendo la sensación de problema individual.
2. Experimentar los propios sentimientos como válidos y aceptabls (sin que desconcierten a las personas adultas, ya que entonces los niños y niñas se pueden volver silenciosos/as o adoptar actitudes regresivas).
3. Adaptarse a un contexto que ha cambiado tras la pérdida.
4. Crear un espacio de recuerdo sano de relación con el ausente.
5. Crecer sin resentimiento ni autocompasión.
6. Aumentar, poco a poco, su capacidad de autorregulación emocional (para comprender las emociones y actuar de un modo sano).
7. Aceptar que puedan darse al mismo tiempo sentimientos ambivalentes, sin experimentar culpa por ello (este punto cobra especial importancia en la adolescencia).
8. Promover la resiliencia: la capacidad de adaptación y aprendizaje positivo ante la adversidad.

El duelo infantil “Explícame qué ha pasado” Una guía para adultos
Revista Haurdanik Nº 28. El Duelo Infantil
National Comprehensive Cáncer Network (NCCN) y la Sociedad Americana del Cáncer (ACS). (2003). Al enfrentarse a la muerte. Cómo hablar a los niños sobre la muerte
Sección documental “Cómo hablar con los niños/as” en el Centro Documental Virtual de FAPMI-ECPAT España
Programa de FAPMI-ECPAT España: “Nos Haces Falta” (NHF)

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