Un sistema de protección social diseñado para anticiparse y responder mejor a los desequilibrios y crisis, en coordinación con otros sectores, juega un papel primordial para que los niños y sus familias estén preparados y puedan afrontar mejor los efectos de las mismas.
Sin un adecuado sistema de protección social, los niños y niñas que ya están en situación de pobreza y exclusión, y sus familias y aquellos que experimentan una situación de pobreza como resultado de la crisis asociada a la COVID-19, no tendrán los medios para protegerse de la pandemia, acceder a servicios básicos y reconstruir sus medios de vida.
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