Según publica El Diario de Sevilla, los hechos ocurrieron a finales de julio en un piso de San Jerónimo, pero no trascendieron porque en un primer momento no se apreciaron signos de violencia en el cadáver. La madre confesó cinco días después a la Policía que había matado a su hijo porque no paraba de llorar.
Decía estar muy arrepentida y aseguró que había bebido dos litros de cerveza cuando decidió acabar con la vida del menor. Las lesiones que asegura que le provocó coinciden con los primeros resultados de la autopsia practicada al cadáver.
La madre fue detenida por el Grupo de Homicidios de la Policía Nacional en Sevilla el 1 de agosto. Fue puesta el día siguiente a disposición del juzgado de Guardia, que ordenó su ingreso en prisión provisional y sin fianza, según confirmaron ayer a este periódico fuentes judiciales.
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