La combinación de teletrabajo y niños sin cole puede resultar difícil, pero también es una oportunidad para adquirir nuevos aprendizajes y mejorar nuestras relaciones.
La crisis sanitaria que estamos padeciendo actualmente en muchos países y que obliga a las familias a permanecer en sus casas, está poniendo a prueba la convivencia familiar. La combinación de teletrabajo y niños sin clase, puede resultar difícil, sin embargo, también puede que sea una oportunidad única para adquirir nuevos aprendizajes y mejorar nuestras relaciones.
 
El ritmo frenético del día a día ha dado un frenazo de golpe y es posible que durante estos días tengamos la oportunidad de volver a conectar con nuestros hijos, practicar la escucha activa y, la comunicación. Es el momento de establecer pactos, trabajar la empatía y los miedos. La organización familiar se vuelve indispensable para compaginar trabajo, deberes y tiempo libre.
 
Estas son algunas pautas y recomendaciones para una buena convivencia familiar y aprendizajes que podemos extraer de esta situación:
 
  1. Mantener horarios y la rutina habitual. Acostarse y levantarse a la misma hora, establecer rutinas para las tareas y horarios de juego. Mediante reuniones de familia pueden acordarse los tiempos, cuando los niños sienten que se les tiene en cuenta y colaboran, es más sencillo que estén dispuestos a cumplirlo.
  1. Con las prisas, en ocasiones, acabamos haciendo cosas por ellos, que, sin lugar a dudas, podrían realizar ellos solos. Puede ser un buen momento para trabajar la autonomía a la hora de vestirse, doblar su ropa o ducharse. De igual manera, muchas de las tareas del hogar pueden ser realizadas por ellos mismos, fomentando así la seguridad en sí mismos y estimulando la capacidad de colaboración.
  • Es un buen momento para conocer mejor sus fortalezas y debilidades y, sobre todo, para trabajar sobre estas.
  • El miedo puede ser una de las emociones más intensas en estos días. Según la psicóloga y coach Julia Gómez Sanz: “El miedo es la emoción que nos sirve para protegernos del peligro, en situaciones nuevas y especialmente en situaciones que no conocemos, es normal que se nos active”. Estos días nuestros pequeños nos ven preocupados y perciben una situación de alerta… escuchan la palabra muerte con mayor frecuencia de la habitual. Además, les hemos sacado de sus rutinas, no les permitimos ver a sus amigos ni salir a los sitios habituales de ocio. Todo esto puede provocarles mucha incertidumbre y frustración. Con esta situación, es muy posible que, en muchas ocasiones nos veamos sobrepasados y, quizá, la mejor herramienta que podemos usar con ellos sea la honestidad emocional, haciéndoles saber cómo nos sentimos y lo que necesitamos o esperamos de ellos. De esta manera, estaremos automodelando y permitiendo que ellos también puedan expresarse, que identifiquen lo que sienten y le pongan nombre para después acompañarles en sus emociones trabajándolas con un dibujo, un juego o una conversación juntos. Esto les permitirá entender qué les sucede a ellos y al mundo que les rodea (si es seguro o amenazante, amigable o poco amigable…). Como decía Rudolf Dreikurs. psiquiatra y educador austriaco: “Los niños son muy buenos observadores pero muy malos intérpretes”.
  • También puede ser una oportunidad para desconectar de pantallas y móviles y hacer juegos en familia fortaleciendo el vínculo entre sus miembros.
  • Reflexionar sobre la necesidad de mantener a los niños ocupados todo el tiempo. Los niños necesitan calma y sosiego para interiorizar los estímulos que les llegan. La mayoría están empezando ahora a conocer el aburrimiento y no debemos olvidarnos que el juego libre es indispensable para el autocontrol, la planificación y la creatividad.
  • Este es sin duda, el mejor momento para trabajar con niños y adolescentes grandes valores como la empatía, la cooperación, la responsabilidad, el cumplimiento de normas, el conocimiento de la Ley, el respeto a los demás, la solidaridad o la necesidad del respeto de los espacios de cada uno en el hogar (autocuidado).
  • Mostrarles la importancia de valorar y conocer el gran trabajo de los sanitarios o policías, personas que cuidan de nosotros y nos protegen.
  • Es el momento de devolver nuestros cuidados a los abuelos, quienes han cuidado de los niños todo este tiempo. Contribuir al compromiso que tenemos con ellos ahora, cuidando de ellos y tomando conciencia colectiva para proteger su salud.
  • Bajar nuestro nivel de exigencia, esta nueva situación precisa que asimilemos muchos cambios. Seleccionar aquellas batallas con los niños que merezcan la pena o sean importantes de verdad. Tener pequeñas concesiones con los niños.
  • Cuidarnos en la medida de lo posible para también cuidar de nuestros hijos. 
 
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