Uno de cada cuatro niños que es atendido de urgencia en los hospitales por sospecha de haber sido víctima de maltratos no vuelve al domicilio familiar, ya sea porque es trasladado a un centro de acogida, ha que quedar ingresado en el centro –en algunos casos en la unidad de curas intensivas- o porque ha muerto a consecuencia de la gravedad de la agresión. Es una de las conclusiones que se pueden extraer de un estudio liderado por profesionales del servicio de urgencias del Hospital Sant Joan de Déu.

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