Los menores están en las redes sociales, y los que aún no pueden, quieren estarlo. Sabemos que es un entorno muy atractivo para ellos, donde se relacionan compartiendo sus intereses e inquietudes en un espacio habitualmente al margen de los adultos. Como en cualquier otro contexto, la convivencia no siempre es fácil y deben aprender a comunicarse adecuadamente

La cuestión radica en dónde pueden realizar este aprendizaje. En casa, con la familia, asimilan los valores principales que serán la base sobre la que se asentará todo lo demás, pero también es necesario reforzar estas habilidades comunicativas y sociales en el centro educativo. Son temas que pueden parecer difíciles de tratar como educadores porque a menudo resultan alejados de nuestros conocimientos o pensamos que será contraproducente meternos en lo que parece ser su entorno particular. Nada más lejos de la realidad.

 
Es imprescindible trabajar la comunicación en la Red como parte de su educación cívica porque lo que ocurre en Internet afecta de forma integral a todas las facetas de la vida de los adolescentes. No se puede percibir como un entorno aislado en el que no debemos implicarnos. Y llevar estos temas a las aulas es más fácil de lo que pensamos.
 
Qué necesitamos saber sobre las redes sociales
No nos engañemos, sí es necesario tener un mínimo conocimiento sobre las redes sociales para hablar de ellas a los menores. No obstante, en general, es suficiente con conocer su estructura básica, qué funciones proporcionan al usuario habitualmente y cuáles son sus riesgos.
 
De manera global, tenemos que saber que el 45% de los menores tienen al menos un perfil en una red social, como muestra Net Children Go Mobile en su informe Riesgos y oportunidades en Internet y el uso de dispositivos móviles entre menores españoles, y que las que más utilizan son WhatsApp, YouTube e Instagram, según el Estudio de Redes Sociales 2018 de Digital Commerce Marketing Elogia e IAB Spain.
 
La mayoría de las redes sociales poseen una estructura común. Cada usuario crea su propio perfil, donde hace pública su información personal, imágenes o vídeos sobre sí mismo, su actividad diaria o su localización. Los perfiles pueden relacionarse unos con otros mediante mensajes, comentarios y reacciones. De este modo, podemos indicar que un contenido de otra persona nos gusta y tenemos la posibilidad de compartirlo. Así, se va creando un entorno de red, donde los usuarios se conocen entre sí e interactúan.
 
En las redes sociales, existen además elementos de comunicación específicos, como los emoticonos o emojis, las stickers (pegatinas de dibujos, a veces animadas) o los hashtags (palabras clave que se utilizan para agrupar publicaciones de una misma temática). También poseen funciones que sirven para diversificar la forma de comunicarse, como los estados, momentos o stories, en los que las publicaciones tienen una duración predeterminada y se utilizan para indicar qué se está haciendo en un momento determinado. 
 
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