Publicar información o imágenes de los menores en internet puede causarles graves perjuicios si no se hace con responsabilidad y poniendo límites.

Todos disfrutamos de las bromas y ocurrencias de los pequeños de la casa. Nos encanta registrar cada uno de esos momentos especiales con vídeos y fotos, y compartirlos online es la forma de que todo el mundo sepa lo maravillosos que son y cuánto les queremos. Un sentimiento que generalmente se traduce en clics de me gusta y respuestas de nuestros contactos que acaban nutriendo nuestras redes sociales. Pero, seguramente, Internet no sea el lugar más adecuado para hacerlo.

 

 
 
 
 
“La práctica de los padres de usar las redes sociales para comunicar abundante y detallada información sobre sus hijos” –según la definición del diccionario británico Collins– se conoce como sharenting. Y, aunque pueda parecer inofensiva, con ella se está creando la huella digital de los menores ya desde su niñez. El dilema, entonces, es determinar cuándo es permisible que los padres ejerzan su derecho a compartir la experiencia de la crianza de sus hijos o cuándo debería primar el derecho a la intimidad que también tienen los menores. 
 
 
 
Video: El Sharenting, a examen (padres que comparten fotos, vídeos e información de sus hijos en redes sociales).
Orange España: Campaña Por un uso Love de la tecnología. (13 febrero 2018)
https://www.youtube.com/watch?v=DDZp8B2QPbw

 

 
Video Love: ¡Papá, no cuentes mi vida en tus redes sociales! (sharenting, es decir la sobreexposición a la que se ven sometidos los hijos en las redes sociales de sus padres).
Orange España. #Porunusolovedelatecnologia (17 febrero 2018)
https://www.youtube.com/watch?v=dH8oxCD5qm0

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