125 millones de usuarios registrados y casi 300 millones de dólares de recaudación al mes. Tras estos datos se encuentra el fenómeno del momento «Fortnite», el videojuego del «todos contra todos» online del que todos los chavales hablan. Incluso algunos tienen sus propios profesores particulares online, porque el juego se ha convertido en un índice de reputación social: cuanto mejor eres, más arriba estás en la escala; por el contrario, si tus habilidades no son muy buenas, puedes incluso caer víctima de acoso. Esta es una de las consecuencias de la «cara b» del videojuego más exitoso de año a la que también acompañan estafas, timos e incluso pedofilia.
 
Los expertos alertan contra la «cara b» que ha surgido al calor del actual fenómeno de los videojuegos, que utilizan sobre todo menores. 
 
Aprovechando que la mayoría de jugadores son menores (el juego está permitido a partir de 12 años, si bien se sabe que hay niños aún más jóvenes registrados como usuarios habituales), los ciberdelincuentes han ideado varias formas de aprovecharse de la situación.
 
Perfiles falsos con malas intenciones
 
Esta nueva forma de socializar entraña una serie de riesgos que muchos padres, al no haberla conocido durante su adolescencia, desconocen. Una de las funciones de «Fortnite» que más gusta a los chavales es que se puede conversar y chatear con otros jugadores en tiempo real. Sin embargo, el hecho de que el chat de texto no se pueda bloquear es un riesgo extra, ya que cualquiera puede comenzar una conversación con un total desconocido sin que sus padres sean conscientes de que lo está haciendo.
 
Sin ir más lejos, hace unos días una madre británica interceptó una conversación con su hijo de 12 años en la que un presunto pederasta le estaba ofreciendo 50 libras a cambio de realizar actos sexuales mientras jugaba. «Los padres de la era digital debemos entender cómo se entretienen nuestros hijos en las plataformas digitales. Por ello, es imprescindible que juguemos con ellos y comprendamos los entornos en los que se mueven, al igual que hacemos con ellos en ‘la vida real’. Esta es la mejor manera de ayudarles a convertirse en personas autónomas y maduras en ‘el mundo digital’», destaca Hervé Lambert, Global Consumer Product Manager de Panda Security. 
 
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