España protagoniza una realidad invisible de secuestros, maltratos y desapariciones.

Niñas y niños son protagonistas de la cara oculta de la trata de personas, según declaraciones de Almudena Olaguíbel de UNICEF.

“Soy rumana y vivo en Figueres, tengo una niña de 8 meses y mi novio me obliga a prostituirme. No me deja estar con la niña, me pega, está violento físicamente y psicológicamente. Ya no puedo aguantar más, no tengo a dónde ir porque no me deja salir de casa. Por favor, de corazón, ayudadme”.
 
Este es el texto del correo que Selene, una joven rumana de 22 años, envió a la Policía Nacional solicitando ayuda. Había sido captada en su pueblo natal por un supuesto novio, quien la convenció para venir juntos a España. Una vez aquí la obligó a prostituirse, pero ella nunca se consideró una víctima de trata de seres humanos. La trata, también llamada la esclavitud del siglo XXI, tiene como fin la explotación de una persona mediante engaño, amenazas, uso de la fuerza o abuso de poder. Selene aguantó vejaciones, palizas y explotación hasta que sintió miedo. No por ella, que creía seguir en una relación sentimental que lo justificaba todo, sino por su hija. 
 
La historia de Selene aparece en el informe Son niños y niñas, son víctimas. Situación de los menores víctimas de trata en España elaborado por UNICEF Comité Español y el Instituto Universitario de Estudios sobre Migraciones (Universidad Pontificia Comillas).]
 
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