Niños obligados a ir al servicio de niñas, crías que se quieren cortar el pene, padres que compran bikinis a su hijo, princesas que quieren ser leones, niñas que no hacen de hadas en el festival porque por fuera parecen niños… "Tú no puedes hacer de hada porque eres un niño. Harás de cuidador de hadas". Y ella, el hada por dentro, no entiende nada.
Si esta historia no fuera tan seria sería una historieta, un carrusel de viñetas llenas de risas. Pero en la España de los niños y niñas transexuales hay años de incomprensión social, médica y jurídica que sólo la lucha de las familias y la gente que entienden la libertad va curando.
Natalia Aventín, presidenta de Chrysallis: "También hay niños y niñas que no hablan, empujados a vivir lo que no son. Tenemos casos de padres que compran bikinis a su hijo porque no aceptan lo que él se siente, de otros que se dirigen a sus hijas con nombres masculinos o viceversa e incluso de alguno que ha pegado a su hijo. Y de chavales que llevan con psicólogo ¡seis años! diciéndoles que esperen y esperen sin ayudarles a reafirmar su identidad. Hay chicos que no van a la piscina porque les están saliendo pechos y nadie afronta el tema de los bloqueadores hormonales. Aquí les escuchamos, les aconsejamos y nos ofrecemos a hablar con sus padres. Saber que no están solos es fundamental".
A estos niños y niñas la vida les trató de reojo. Unos siguen sufriendo los vistazos ajenos que les miran pero no los ven. Otros, con el paso inquebrantable de los años, acaban bien. Y son felices. Como las hadas.