Un acto informativo y solidario reúne a unas 200 personas que apoyan la apertura del centro y se postulan para ayudar a sus nuevos vecinos extranjeros ante los “discursos xenófobos y de odio” promovidos por Vox.
Dos carteles de “bienvenidos” resumían el ambiente solidario que se ha vivido en la tarde del miercoles en la plaza Manuel Garrido del barrio de la Macarena de Sevilla.
Dos carteles de “bienvenidos” resumían el ambiente solidario que se ha vivido en la tarde del miercoles en la plaza Manuel Garrido del barrio de la Macarena de Sevilla. Unas 200 personas y representantes de colectivos sociales han celebrado un acto informativo para trasladar a los vecinos cuáles son las características del nuevo centro de inserción sociolaboral de menores migrantes de 16 y 17 años que la Fundación SAMU gestiona en la zona. La respuesta ha sido un ofrecimiento para ayudar y colaborar en la integración de los jóvenes frente a los mensajes de racismo e insolidaridad lanzados en las últimas semanas, promovidos desde Vox.
“Inmigrantes de especial peligrosidad”, les ha calificado en los últimos tiempos el partido de extrema derecha, que ha movilizado a algunos vecinos contrarios a la presencia de estos jóvenes en el barrio. Babá, un camerunés de 21 años que pasó por uno de estos centros, ha querido dar su testimonio y su evolución personal y académica desde que llegó a Europa: “Vine para buscarme la vida”. Acaba de terminar un curso de instalador de placas solares y espera encontrar pronto un trabajo, según dijo ante los vecinos de la Macarena.
El discurso de la formación de extrema derecha no ha calado entre los presentes en el acto, algunos de los cuales se han postulado para “ayudar a la integración” de los menores extranjeros no acompañados. De hecho, una comisión de actividades e ideas para colaborar en esa integración tomará forma el próximo martes en la sede de Cepaim, según han anunciado los organizadores durante el acto. “El miedo es algo humano y puedo entender que algún vecino tenga dudas o miedos, pero nuestros chicos también lo tienen: miedo a que fracase su proyecto migratorio, a que sus familias no obtengan lo que se espera de ellos”, resumía José Manuel, responsable del CIS Polancos, que ya acoge a 17 menores migrantes de las 25 plazas con las que cuenta.
“No cumplen condena. Ellos han decidido emigrar. En el centro trabajamos maestros, pedagogos, educadores, que estamos con ellos las 24 horas del día. Lo primero es el idioma y me alegra que aquí tengamos una pista de fútbol para poder realizar actividades de ocio”, comentaba el directo del centro de SAMU. “Tenemos que seguir apoyando. Que no les falte de ná”, decía el representante de los vecinos de La Barzola. “Son menores y traen consigo una situación difícil. Tenemos que asumir el reto y garantizar sus derechos”, explicaba Vanesa Medrano, asesora técnica de la Oficina del Defensor del Pueblo y del Menor en Andalucía.
Un precedente con un centro de Cruz Roja
“No crean los bulos xenófobos y de odio de grupos radicales”, alentaba una vecina. Con turnos de palabra de cuatro en cuatro, los presentes han ido planteando sus dudas o comentando lo que han querido sobre la presencia de sus nuevos vecinos del centro de menores. Una extrabajadora de Cruz Roja ha recordado que similares posicionamientos contrarios a este tipo de lugares provocaron la no apertura de un centro para inmigrantes el pasado año en Sevilla. Entre sus promotores, como ahora, estaba el presidente del grupo parlamentario de Vox, Francisco Serrano.