Nunca ha sido tan sencillo conseguir información acerca de cualquier cuestión que nos genere dudas o curiosidad. Internet nos lo pone fácil, y los menores son los primeros en aprovechar esta utilidad en sus dispositivos. Con tan solo un clic tienen miles de contenidos a su alcance. Por eso es fundamental que aprendan a gestionar tal cantidad de información.

En la actualidad, todos somos conscientes de la importancia de los medios de comunicación, entre ellos Internet, como fuente de información. Queremos estar al tanto de lo que ocurre a nuestro alrededor y socialmente lo necesitamos para relacionarnos con los demás, tener mayor conocimiento y poder decidir mejor sobre todo lo que nos afecta.

 
Internet, y todos los medios que tenemos a nuestro alcance, como la televisión, la prensa escrita o la radio, hacen que tengamos acceso a todo tipo de noticias y contenidos. Son tantos que a veces podemos sentir que es demasiada información, o más bien, que no sabemos cómo administrarla y conseguir los datos que realmente necesitamos. Para los menores, comprender qué es útil y qué es prescindible puede resultar aún más complejo.
 
Los motivos de la alfabetización mediática
 
Cuando ocurre un hecho trascendente en la sociedad, es probable que nos enteremos antes por un mensaje en un grupo de WhatsApp o una publicación en Twitter, que por otros medios. En muchos hogares, ya no se lee el periódico en papel ni se escucha la radio por las mañanas, y la cena con el telediario de fondo no es tan habitual. Los hábitos cambian y la información llega también por nuevos medios.
 
Si hablamos de adolescentes, reciben principalmente la información a través de las redes sociales, mensajes virales que les envían sus contactos o búsquedas rápidas en Internet. Investigar sobre un tema que les interese es fácil (de hecho, la cantidad de resultados que encuentren puede resultar excesiva), y compartir lo que encuentran con su grupo de amigos o sus contactos supone solamente un clic. Pero estos contenidos no son siempre fiables o contrastados, y a diferencia de la mayoría de los adultos, pueden no sentir la necesidad de cerciorarse a través de un medio informativo tradicional sobre lo que están leyendo o visualizando. En definitiva, es sencillo que en este contexto puedan acostumbrarse a buscar y difundir información de forma irreflexiva o apresurada. 
 
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